Muñeca silenciosa

A Ignacio nunca lo habían regañado en serio, hasta ese día... Ese día que había elegido para hacer, lo que hasta el momento sería su peor travesura.
Su mamá no le dijo 'te quiero' en todo el día... Y él se daba por aludido: lo que había hecho estaba muy mal.
En tanto su papá, seguía leyendo ese libro 'que tanto aporta a la vida de un hombre importante'... Sin embargo la mirada de reojo que le daba, le expresaba una desepción que a esa edad, era enorme.

Ignacio entiende, entiende que sus padres lo quieren, pero que deben ser así para que un niño de ocho añitos aprenda; pero de todos modos, mira hacia el suelo, sintiendo tristeza...

Entra a la habitación de su hermana Cristina, que tiene dos años más que él, y observa en la cama de la niña, una muñeca... Una muñeca de trapos, con vestido anaranjado y puntos cafés, delantal blanco y pequitas; todo muy delicado... Sentía que no podría tocarla con sus manos llenas de tierra luego de sumergirse en sus juegos infantiles...
La observó. La observó durante mucho tiempo, sintiendo cómo ella lo hacía también, aunque... nadie le creería, aunque nadie lo sabría algún día (porque observar detenidamente a una muñeca, era como conversar, como jugar con ellas)... Sin embargo...
Sus mejillas sonrojadas, su sonrisa inocente, imborrable... Le daba confianza...
Y sin darse cuenta, con su dedo índice, la tocó suavemente...

Sus ojos se iluminaron exaltados por lo que presenciaban... Aquélla figura de género, estaba ahí, mirándolo fijamente, y sonriendo... él sentía como su vista se clavaba sobre la suya; sentía como esa tímida sonrisa era parte de su bella niñez; sentía como él, al estar solo en esa habitación, en ese momento podía estar solo pero a la vez junto a ella. Por que ella también estaba sola, entonces compartían soledad.

-No estés triste Ignacio, y no te avergüences por estar oyendome...
-¿Qué? T... Tú me hablas, ¿A mi?
-Tu soldadito me contó lo que habías hecho; tienes que aprender nada más, y seguir haciendo travesuras... Aún eres niño, pequeño y alegre, colorido.
-¿Cómo puedes hablarme?
-No te estoy hablando... Pero tú estás escuchándome...
-¿Puedo darte un abrazo? pero a escondidas, {por que soy niño}... -dijo susurrando la última frase...
-Jajaja, claro... Puedes.


En ese momento, muñeca creció, creció dentro de su imaginación haciendo estallar una luz que inundó su interior, y el del pequeño...

Y luego de su abrazo, le dio un beso silencioso...



{Porque él es niño}

3 han escrito lo que sienten:

Anónimo dijo...

Es tan.. lleno de ternunra, todo.. la foto me hizo sentir de alguna manera lo que pudo haber sentido Ignacio{sus ojos lo irradian} en el momento..t me gusta, me gusta mucho la foto y lo que escribiste
(:*

JL Gracia dijo...

Tierno y precioso. Volveré a leerte. Un saludo

Anónimo dijo...

Es mágico, por el momento, creer en la ilusión de que aquello existe. Podría quizás enfrentarse a dos dilemas claramente definidos; el desengaño por una esperanza no saldada (la cual, para evitar el daño emocional, se conforma con elaborar un esquema adecuado a sí mismo) y la real posibilidad de lo ídilico...

...A lo mejor, siempre existió y tuvo vida esa muñeca; tan sólo dormía para esperar el momento cuando la necesitaran, para con posteridad brindarle una dulce compañía o consuelo, si es lo que llegara a necesitar.



Me gustó y está muy bonito todo.





Un abrazo Fran.

 

Blog Template by YummyLolly.com
Sponsored by Free Web Space