En el piso veintidós



-¿Podemos ir a conversar al bar de ahí en frente?
-¿A esta hora?
-No me respondas con otra pregunta.
-Bueno vamos.
Él se rió tratando de disimularlo, en vano.
-¿De qué te ríes?
-De que te preocupa más la hora, que el motivo.
-No te tengo miedo.
-No lo dije por eso.
-Da igual.
-¿Hace cuánto que no venías para acá?
-Diez años, como mínimo.
-¿Tanto?
-He tenido quehaceres.
-No mientas.
-Cállate.
El bar estaba casi vacío.
-¿Qué pedirás? -preguntó al ver que el hombre de la barra les miraba con el rostro aburrido.
-Yo nada.
-Vale, vale. Yo tampoco quiero nada- dijo él, refiriéndose al hombre que sin esperar su respuesta, se volteó hacia la cajera, muy coqueta ella.
-¿Y?
-¿Y qué?
-¿Aceptarás la cita de esta noche?
-Con una condición.
-¿Cuál? -sonrió sabiendo que aceptaría.
-No quiero saber tu nombre.

9 han escrito lo que sienten:

Macabre Asereth dijo...

Que no le diga su nombre. Y si selo dice, que le diga que se llama granizado de fresa.

me gusta (:




Un muá para Franelì.

marta dijo...

Fantástico, me gusta la magia que esconden ambos.
Un beso MUYGRANDE :)

leoriginaldisaster dijo...

pues que bien..:)
un saludo

Belén dijo...

Lo preguntará al final de la cita, ya verás...

Besicos

Unknown dijo...

Y tu tampoco se lo dirás.

Me gustan los juegos :)

pepe dijo...

me quedo con la sonrisa :)

Anónimo dijo...

un abrazo, no pedimos un nombre al nacer, solo una sonrisa.^^

Jazmín Alejandra dijo...

Algun día lo sabrá, y pensará que es hermoso, como el misterio que siempre estuvo rodeandolos desde el principio.

Anónimo dijo...

nuevament respondiendo con otra pregunta... es una buena tactica.
que emocion me da leerte de gota a gota!


saluditos!

 

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