Nuestro primer encuentro.

Tan fuerte llovía...
Tan fuerte latía mi corazón...
Tan rápido se unía el Norte con el Sur...
Y yo... Yo no respiraba...
Me subí al tren de las siete diez de la mañana. Mi cielo morado, el tuyo verde. Eran uno ese día...
Mis botas se mojaron por completo, tenía frío, pero todo era nada, nada más que tú.
Los nervios me acompañaron desde mi casa hasta la estación, burlándose de mi timidez.
Me senté, esperé a la mujer que tickeó mi boleto. Me ofrecieron un café, y yo acepté. Mis manos estaban frías...
Saqué mi libro, abrí una página cualquiera, y leí "Volví a respirar como me gusta, en completo orden desordenado"... Y sentía eso. Un orden desordenado.
Llegó el café, y su vapor danzarín me recordó algo en especial... Los minutos pasaban, la lluvia no se detenía, y la angustiosa necesidad de verte eran... Infinitas...
El tren aún no partía, y yo estaba desesperada... Lo único que quería era poder ver por la ventana el paisaje avanzando, y yo. Que todo avanzara rápido. Pero no... Habían problemas... Y bueno, me bajé para tomarle una foto a nuestro tren, el que hasta tí me llevaría...
Cuando llegué a tu ciudad... Fue impactante cómo mis piernas tenían vida própia, no hacían nada de lo que yo ordenaba. Caminaban con pasos agigantados, buscando el centro de informaciones, el terminal de buses...
De pronto, entre la multitud, te ví...

Mis piernas se estancaron, supongo que igual tú, por que sólo sonreías del otro lado del recinto.
Sonreí por dentro, más las lágrimas no demoraron en salir y rodar por mis mejillas... Emoción.
Acercándonos de a poco, léntamente. Que tierno te veías... Tímido, silencioso, secreto...
Nos saludamos con un beso en la mejilla, y nos miramos fíjamente a los ojos... Sonreímos nuevamente... Y no... Un beso en la mejilla había sido una mala reacción... Era como si no nos hubiesemos saludado... Y pusiste tus manos en mi cuello, con sutileza, y me besaste... Me saludaste... Y sin separar tu nariz de mi nariz expresaste "Tanto tiempo... Tanta espera..." y yo no pude hablar... Te observé, te observé y te observé...

Susurrábamos palabras dulces, llenas de colores y matices. Pintando ese día gris, haciéndolo ver, el más hermoso de mil inviernos...

"Cuando los corazones estan enamorados, estan tan cerca que sólo susurran... No es necesario hablar fuerte y claro... Y más aún, cuando los corazones son almas gemelas, son almas que se han amado en esta vida y en muchas otras, no son necesarias las palabras... Todo queda claro con simples miradas, simples caricias que inundan lo que el silencio deja en el vacío..."

Caminamos hasta tu casa, abrazados bajo una lluvia de nuevas sensaciones, en silencio... Tan feliz yo... Tan feliz tú... Tan feliz.

1 han escrito lo que sienten:

Anónimo dijo...

Tú eres de Clarión y yo de Plutón, son planetas enanos, somos vecinas...

Y qué haces cuando hay dos enamorados que no se pueden cominar con miradas y caricias?
Qué hacer cuando los enamordos estan tan distanciados que por más que griten no sé pueden escuchar...
Qué hacer....

 

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