Ana escribe en la orillita de la cama secretos que luego tira por las calles como si fuesen migas de pan para no perderse.
Hace silencio y de pronto una risita inocente se le escapa de entre los labios, Mientras que en la ventana comienzan a resbalar gotas de lluvia que le reverberan fuertemente por dentro.
Se ha tomado tres vasos de vodka, pero como no está acostumbrada, se le fueron a la cabeza de inmediato.
Baja rápidamente por las escaleras y enciende la radio en una estación que hasta entonces no conocía, y, a un ritmo muy indie comienza a moverse con facilidad entre los cojines y el sofá que hay en la salita de entrada.
Lluvia. Cada vez más fuerte. Ella cada vez más alegre.
Lluvia. Ana debe salir, grita.
Y llegadas las 22:18 horas, su mirada se fija en la puerta roja, llena de unos graciosos pañuelos de colores que colgó para navidad.
Tomó el color violeta y lo amarró suavemente a su cuello.
Su perrita, Leche, giraba la cabeza entretenida al ver a Ana tan animosa, bailándole impulsiva, y comentando que iba a salir, que no la esperara despierta.
-¿Te sientes mejor? -oyó a lo lejos la voz de Alex mientras sentía millones de agujas en su cabeza.
Ana no atinó a nada. La luz del medio día penetraba en sus párpados avisándole que el peor error que pudiese cometer en ese minuto, sería abrir los ojos para averiguar dónde estaba.
Alex, tratando calmarla, le acariciaba la nuca.
-¿Alex?... Alex, ¿Y la lluvia? -murmuró, como si estuviese pidiéndole un cuento de hadas.
Como una niña pequeña sin fuerzas.
un cuento que comenzó hace casi siete meses
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4 han escrito lo que sienten:
Hace tanto que no te leia, fue como un cuento antes de dormir (:
Ve que el Invierno nos (L
Yo creo que Alex la quiere más que la lluvia :)
me gusta esa costumbre de ana de tirar los secretos, es algo que deberia hacer de vez en cuando para ahorrarme una cita con el psicologo :p
saludos
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