Mucho tiempo

realmente soy una afortunada.
porque he conocido a una persona que me ha enseñado que lo importante no es si hay, o no, vida después de la muerte, sino que haya vida antes. me enseñó a defenderme sin usar la violencia y me enseñó que hay personas que simplemente no se mueren.
tengo una bonita familia (aunque no sé si eso baste, supondremos que sí) y me ha ido bien en lo que he querido que me vaya bien.
pero vienen los miedos.. los miedos típicos e infalibles en un ser humano.. (a veces preferiría no ser tan humana en ese sentido, sabes?)
me da miedo que todo lo hermoso y aparentemente fuerte se derrumbe por haber dejado pasar un dominó que quedó en mala posición, creyendo que la torre, aún así, no se caería.
lo demás ha ido bien (sigo suponiendo). aunque me siento un poco culpable al haberle quitado tiempo a gente que lo necesitaba. pero era hora de ocupar el tiempo en mi, y no en resolver problemas ajenos.. aunque muchas veces lo hice.
por eso cuando comenzó este año que ya se va, decidí (a pura intuición, como la mayoría de las veces) mirar, pero no a mi alrededor, sino que a mi interior.
y me encontré con varias sorpresas: entre ellas.. un corazón a medio morir y un vacío que necesitaba ser llenado (inconscientemente). yo no lo premedité, y a comienzos de este año un aire tibiecito llegó bien cerquita mío.. y aquí se quedó.

cuando algo malo pasa, pienso en él automáticamente. y cuando algo bueno pasa.. o estoy con él, o indirectamente está relacionado con él.
yo no quería inclinarme hacia algún lado, pero es inevitable cuando de uno, están los problemas que no dependen de ti, y del otro.. alguien que te permite ver más allá de un ahora que tambalea burlándose de mi descaradamente.