debe haber una razón muy poderosa para que la gente se muera. más allá del cómo, del dónde y del cuándo. debe haber algo que llama a todos esos seres que han cumplido con su misión y que deben regresar hacia el lugar desde donde venían para volver a nacer y dejar huellas en alguien más. en otro continente, a lo mejor. en otro siglo u otra dimensión.
debe haber alguna razón para que esa mujer fuerte, que le explicaba a sus hijos que papá se había ido a descansar, se haya quedado sola y sin poder resignarse aún. sin querer despedirse.
yo miro a mi alrededor y hay tanta gente que discute, que miente, que se engaña; y pienso en ella. en sus ojos cansados. en su mirada perdida. en esa retina que, el día del funeral, cantó llena de lágrimas, buscando desesperadamente entre la nada, a su amante. a su amor. a su vida.
óleo de una mujer con sombrero. me desespera, me hace viajar a octubre y a esa ausencia que dejó. que trato de evitar cantándola. cantándole.
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3 han escrito lo que sienten:
aún puedo sentir eso tan lindo que emanaba de la guitarra y la voz del cantante de aquel día.. aun puedo.
el amor de ustedes y la ausencia de el pude sentir ese dia, y hasta hoy.
pero más siento el amor, ese que hay en cada mirada de niños de pelo largo y dorado, en cada kame hame ha que salen de los brazos de esos pequeños.
un te quiero lunático
los selenitas pueden estar lunáticos ?
la muerte, octubre, otras dimensiones, esas canciones que no se dejan cantar, todo eso me produce un vértigo que recorre sin necesidad de mapas la columna vertebral.
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